lunes, 8 de julio de 2013


                             El vellón de Gedeón

En este pasaje bíblico, Gedeón le pide a Dios una señal para saber que es Dios y que lo va a ayudar en su lucha contra  Madián y Amalec (Jue 6, 36 ss) . La señal consistía en que en la noche Gedeón iba a poner un vellón seco en medio del campamento y Dios tenía que mojarlo y alrededor debería quedar seco. Y así sucede, se levante en la mañana y esta mojado el vellón y el resto está seco. No contento con eso a la noche siguiente le dice que hago lo mismo,  pero esta vez que deje el vellón seco y moje alrededor de él. Y así lo hace el Señor Dios. (Vellón =  es trozo de lana esquilada de una oveja)
 

Me hizo recordar este hermoso pasaje bíblico lo que sucede en la “epíclesis” de la Santa Misa, el sacerdote invoca la acción del Espíritu Santo sobre la oblata en donde están depositadas el pan y el vino que se van a convertir en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor, sólo ahí sobre ese lugar específico de la Santa mesa del altar para que El lo santifique.  

Todos los sacramentos tienen "eplíclesis" que es la invocación que hace el ministro de sacramento hace para que el Espíritu Santo descienda sobre ese momento para que se realice el sacramento.

viernes, 28 de junio de 2013

        


           Solemnidad del Martirio de dos grandes apóstoles

Este sábado 29 de junio celebramos con toda la Iglesia la solemnidad del martirio de San Pedro y San Pablo, además de celebrar el día del Santo Padre; en el Perú es fiesta de guardar, día de precepto de participar de la Santa Misa y es feriado civil. Son huellas en nuestro país del sustrato católico que nutre nuestra cultura peruana y mestiza.

Celebramos a dos grandes de la fe, que conocieron al Señor y le entregaron su vida, y todas sus energías, que predicaron el Evangelio hasta que llegaron los dos a la ciudad Eterna, capital entonces del Imperio, que evangelizaron y fundaron esa comunidad eclesial. La solemnidad tiene 2 formularios de celebración de la Santa Misa el de vísperas y el del día, tiene liturgia de la Palabra propia, eucología propia con prefacio y bendición solemne. Se celebra con ornamentos rojos.

Es una ocasión de renovar nuestra conciencia y pertenencia eclesial, pues hemos sido llamados a seguir al Señor en la Iglesia que es obra suya, fundada por El, sobre la Roca del Apóstol Pedro,  signo de unidad y principio de comunión eclesial, como decía San Ambrosio de Milán “ubi Petros, ibi ecclesia” “donde esta Pedro, está la Iglesia” no hay iglesia sin tener a Pedro y sus sucesores en el centro de la comunión. Somos miembros de la Iglesia y todos somos importantes en ella.

San Pablo es el apóstol de los gentiles, incansable en anunciar al Señor, evangelizó casi todo el mundo conocido, y dócil al Espíritu escribió su prédica que ha llegado hasta nosotros en sus cartas.
La celebración en torno al Santo Padre Francisco, Vicario de Cristo en la tierra, “dulce Cristo en la tierra” como lo llamaba Santa Catalina de Siena, sintetiza mucho de lo que celebramos

Celebremos con gozo espiritual esta fiesta de la fe!!

miércoles, 19 de junio de 2013

El recuerdo del Santo Custodio en la Misa

DECRETO
En el paterno cuidado de Jesús, que San José de Nazaret desempeñó, colocado como cabeza de la Familia del Señor, respondió generosamente a la gracia, cumpliendo la misión recibida en la economía de la salvación y, uniéndose plenamente a los comienzos de los misterios de la salvación humana, se ha convertido en modelo ejemplar de la entrega humilde llevada a la perfección en la vida cristiana, y testimonio de las virtudes corrientes, sencillas y humanas, necesarias para que los hombres sean honestos y verdaderos seguidores de Cristo. Este hombre Justo, que ha cuidado amorosamente de la Madre de Dios y se ha dedicado con alegría a la educación de Jesucristo, se ha convertido en el custodio del tesoro más precioso de Dios Padre, y ha sido constantemente venerado por el pueblo de Dios, a lo largo de los siglos, como protector del cuerpo místico, que es la Iglesia.
En la Iglesia católica, los fieles han manifestado siempre una devoción ininterrumpida hacia San José y han honrado de manera constante y solemne la memoria del castísimo Esposo de la Madre de Dios, Patrono celestial de toda la Iglesia, hasta tal punto que el ya Beato Juan XXIII, durante el Sagrado Concilio Ecuménico Vaticano II, decretó que se añadiera su nombre en el antiquísimo Canon Romano. El Sumo Pontífice Benedicto XVI ha querido acoger y aprobar benévolamente los piadosos deseos que han llegado desde muchos lugares y que ahora, el Sumo Pontífice Francisco ha confirmado, considerando la plenitud de la comunión de los santos que, habiendo peregrinado un tiempo a nuestro lado, en el mundo, nos conducen a Cristo y nos unen a Él.
Por lo tanto, teniendo en cuenta todo esto, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en virtud de las facultades concedidas por el Sumo Pontífice Francisco, gustosamente decreta que el nombre de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María, se añada de ahora en adelante en las Plegarias Eucarísticas II, III y IV de la tercera edición típica del Misal Romano, colocándose después del nombre de la Bienaventurada Virgen María, como sigue: en la Plegaria eucarística II: «ut cum beáta Dei Genetríce Vírgine María, beáto Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis»; en la Plegaria eucarística III: «cum beatíssima Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beáto Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis»; en la Plegaria eucarística IV: «cum beáta Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beáto Ioseph, eius Sponso, cum Apóstolis».
Por lo que se refiere a los textos redactados en lengua latina, se deben utilizar las fórmulas que ahora se declaran típicas. La misma Congregación se ocupará de proveer, a continuación, la traducción en las lenguas occidentales de mayor difusión; la redacción en otras lenguas deberá ser preparada, conforme a las normas del derecho, por la correspondiente Conferencia de Obispos y confirmada por la Sede Apostólica, a través de este Dicasterio.
No obstante cualquier cosa en contrario.
Dado en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el día 1 de mayo del 2013, memoria de San José Obrero.
Antonio, Card. Cañizares Llovera
Prefecto
 + Arturo Roche
Arzobispo Secretario

miércoles, 12 de junio de 2013



¿Cómo se puede cumplir el precepto dominical y de fiestas de precepto?

Según el canon 1247: “El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios” y en el siguiente el 1248 dice: "cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella …tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde”

Una pregunta muy frecuente que nos hacen a los sacerdotes ¿si yo voy a una misa de matrimonio el sábado en la tarde estoy cumpliendo el precepto o no? Pues bien si analizamos  el significado del canon en referencia se dice que el fiel tiene que “participar de la Misa” es una indicación amplia,  y como dicen los canonistas, si es amplia no se puede restringir o delimitar,  si no es por la autoridad Suprema. Entonces si voy a Santa Misa el sábado por la tarde-noche de matrimonio entonces SI vale para cumplir el precepto dominical, lo mismo sucede si participo de una misa de difuntos incluso el mismo domingo.
Un detalle importante en las misas de matrimonio las normas litúrgicas indican que cuando se celebra en una Solemnidad debe celebrarse la solemnidad y  ponerse una lectura del matrimonio y el resto de la fiesta litúrgica;  también debería haber una mención al matrimonio en las peticiones y algún canto apropiado. La eucología se toma de la Solemnidad.

Por otro lado es muy recomendable insistir en el valor que tiene la celebración del Domingo como día consagrado al Señor, como la etimología lo indica “dies Domini” día del Señor, Primer día de la semana, Octavo día, Pascua semanal como lo llama la Sacrosantum Concilium. Hay que celebrarlo como tal, con alegría, con el gozo pascual que celebramos incluso con signos externo p.e. descansar un poco más, preparar una comida mejor, más exquisita, que la familia este reunida,  que vayan de paseo o de visita algún familiar, que se viva la caridad con más intensidad.
El Beato Papa Juan Pablo II escribió la “Dies Domini” Carta Apostólica sobre este día tan importante el 31 de Mayo del 1998, que vale la pena revisar y meditar

miércoles, 29 de mayo de 2013




                                                    Jueves solemne

En el Jueves después del Domingo de la Solemnidad de la Santísima Trinidad se celebra en muchos lugares la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor Jesús en la Eucaristía, también conocido como Corpus Christi. En el Perú se mantiene la costumbre en el Cuzco, en Trujillo, y en Cajamarca,  en el resto del país se celebra el domingo siguiente. Lo más destacado es la Procesión Eucarística que se hace después de la Santa Misa.   

Es una prolongación solemne de lo que hemos celebrado el Jueves Santo en donde el Señor en la plenitud de su amor nos ha dejado el memorial de su Muerte en la Cruz. La liturgia de la Palabra de este ciclo destaca el aspecto de sacramento, de canal de gracia, de alimento de nuestra fe.

Es un misterio insondable de fe católica que nunca se acaba de profundizar, que mantiene la fe, la alimenta, la afianza. Objeto de adoración que sobrecoge hasta las entrañas más íntimas del creyente, sacramento de su Presencia Real por antonomasia.

Revisando el otro día los documentos del Concilio Vaticano II encontré los títulos que recoge la constitución conciliar Sacrosantum Concilium  sobre este sacramento: sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual. Y una que me llama mucho la atención es la de Su Santidad Benedicto XVI: sacramentum caritatis, sacramento del amor. Como dice ese canto tan popular entre nosotros: “Cantemos al Amor de los amores …”  Himnos, cánticos, poemas eucarísticos hermosos de la tradición católica como el Pange lingua, Adoro te devote que se deberían usar en esta celebración

viernes, 17 de mayo de 2013



                     ¿Cómo celebrar la Santa Misa por el aniversario de un difunto?

La piedad católica por los difuntos es antigua en la Iglesia y en la liturgia, el pedir e impetrar la misericordia divina del Sacrificio de Cristo por un hermano que ha partido al encuentro con el Señor fue desde los orígenes. Por eso es que hay varias misas en el oficio de difuntos: la misa de exequias o de cuerpo presente, la misa de aniversario (ocho días, mes, año y otros). Es muy significativa la misa a los ocho días (a la semana) pues es celebrar la esperanza de la Resurrección, el octavo día en que resucitó el Señor. Esta no es muy común en el Perú. Sin embargo tiene mucho arraigo la Santa Misa de aniversario al mes y la de un año de fallecido; es muy difundida también el ofrecerla en algunas ocasiones por ejemplo:  el día de la Madre, por las madres difuntas, el día del Padre, por los padres difuntos. La liturgia también nos invita a ofrecer la Santa Misa el 2 de noviembre,  día de todos los fieles difuntos. 

Cuando es una misa de aniversario y el sacerdote va a preparar una misa de este tipo, tiene que precisar si la piedad del fiel que pida la misa es que quiere una misa de difunto o sólo una intención por un difunto. La primera está orientada por una lado a la piedad y consuelo  de los fieles ante el misterio de la muerte y por el otro a para impetrar la misericordia de Dios por ese difunto. La segunda está orientada sólo a impetrar la misericordia divina sobre ese difunto,  ya que en toda misa siempre hay un recuerdo por los difuntos en general.

Si es una misa de difuntos hay que celebrar con el formulario de misas de difuntos, con el leccionario de misas de difuntos, con ornamentos morados o negros, se usa el prefacio y el embolismo de difuntos, en las peticiones se menciona al difunto y los cantos si los hay deberán ser de difuntos. Esta misa no se puede celebrar ni los domingos ni en las solemnidades ni fiesta de guardar, la misa exequial se puede en algunas circunstancias pero no en los horarios para los fieles en general, tiene que ser un horario distinto (por ejemplo en una parroquia o en un templo con atención pastoral pública). Tampoco se debe celebrar otro sacramento dentro de la misma celebración

Si la persona que pide la intención no quiere una misa de difuntos sino solamente está pidiendo que se celebre la misa por esa intención,  entonces se hacer la mención al inicio de la Santa Misa y si se ve conveniente en las peticiones, y esto si se puede hacer dentro de la misa dominical, solemnidad o fiesta de guardar. No se debe usar ni embolismo que aparece en las plegarias eucarísticas ni debe usarse ornamentos morados o negros ni el leccionario de difuntos. Se deberá usar el formulario de la misa que corresponde si es un domingo, una solemnidad o fiesta. Incluso si es una feria en este caso se puede usar el formulario que toca y la lectura continuada



martes, 14 de mayo de 2013



El final del tiempo Pascual

Con la Solemnidad de Pentecostés culmina la cincuentena pascual, el misterio que recuerda la venida del Espiritu Santo prometido por el Señor Jesús, sobre el Colegio Apostólico reunido en torno a María Santísima y el anuncio del Señor a los judíos que están en Jerusalén.

Antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II,  la solemnidad de Pentecostés se celebraba con una octava propia como una fiesta independiente de la Pascua y eso hacía que parecieran dos fiestas distintas.  Es una solemnidad como la Ascensión dentro del tiempo pascual  y desarrolla este tiempo. Tiene toda la eucología propia, la Secuencia antes del Evangelio, prefacio, además de embolismos propios en las tres primeras plegarias eucarísticas y bendición solemne; es  novedosa la misa de Vigilia que se puede organizar a semejanza de la Vigilia Pascual, pues consta de cuatro lecturas del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento. Como se recordará sólo hay misas de Vigilia en: Pascua, Pentecostés y Navidad. Se celebra con ornamentos de color rojo, de ahí el modo antiguo de llamarla como “Pascua granada”  a diferencia de la “Pascua florida” que hacía referencia al misterio de la Resurrección.

Hay que destacar que la solemnidad no es una fiesta del Espíritu Santo, como las misas votivas a la Tercera Persona de la Trinidad que aparecen en el misal, sino el final del tiempo Pascual, recordando el Don del Espíritu que envían el Padre y el Hijo de manera pública, manifiesta. El Espíritu continúa la obra iniciada por el Señor Jesús, es el Otro Paráclito (cfr Jn 14, 16)  y la misión de ambos es conjunta e inseparable (cfr CEC # 690). Debe destacarse en la celebración y en la homilía la unidad que existe con el misterio que hemos estado celebrando durante cincuenta días y su final solemne. Por ello se proclama una parte del evangelio de la primera aparición del Señor a los Apóstoles el mismo día de la Resurrección,  que se proclamó el segundo Domingo de Pascua, y así nos remite al núcleo del tiempo que hemos celebrado. Con este misterio termina la obra del Hijo y se inicia la obra del Espíritu Santo con la Iglesia. Quizás por eso la rúbrica dice que el Cirio Pascual se traslada al final de la última misa, al bautisterio donde permanece para la celebración del Bautismo.

La otra rúbrica que menciona el Misal al final : “…cuando el lunes o martes después de Pentecostés son días en los que los fieles deben o suelen asistir a la misa, puede utilizarse la misa del domingo de Pentecostés o decirse la misa del Espíritu Santo”  es un poco “equívoca”,  pues el lunes o martes siguiente ya no es tiempo pascual sino continuamos con el tiempo ordinario que habíamos interrumpido con la Cuaresma.  Quizás sea reminiscencia de la Octava de Pentecostés que se celebraba antes de la reforma conciliar y que fue suprimida para destacar la unidad con el tiempo de Pascua