viernes, 28 de junio de 2013

        


           Solemnidad del Martirio de dos grandes apóstoles

Este sábado 29 de junio celebramos con toda la Iglesia la solemnidad del martirio de San Pedro y San Pablo, además de celebrar el día del Santo Padre; en el Perú es fiesta de guardar, día de precepto de participar de la Santa Misa y es feriado civil. Son huellas en nuestro país del sustrato católico que nutre nuestra cultura peruana y mestiza.

Celebramos a dos grandes de la fe, que conocieron al Señor y le entregaron su vida, y todas sus energías, que predicaron el Evangelio hasta que llegaron los dos a la ciudad Eterna, capital entonces del Imperio, que evangelizaron y fundaron esa comunidad eclesial. La solemnidad tiene 2 formularios de celebración de la Santa Misa el de vísperas y el del día, tiene liturgia de la Palabra propia, eucología propia con prefacio y bendición solemne. Se celebra con ornamentos rojos.

Es una ocasión de renovar nuestra conciencia y pertenencia eclesial, pues hemos sido llamados a seguir al Señor en la Iglesia que es obra suya, fundada por El, sobre la Roca del Apóstol Pedro,  signo de unidad y principio de comunión eclesial, como decía San Ambrosio de Milán “ubi Petros, ibi ecclesia” “donde esta Pedro, está la Iglesia” no hay iglesia sin tener a Pedro y sus sucesores en el centro de la comunión. Somos miembros de la Iglesia y todos somos importantes en ella.

San Pablo es el apóstol de los gentiles, incansable en anunciar al Señor, evangelizó casi todo el mundo conocido, y dócil al Espíritu escribió su prédica que ha llegado hasta nosotros en sus cartas.
La celebración en torno al Santo Padre Francisco, Vicario de Cristo en la tierra, “dulce Cristo en la tierra” como lo llamaba Santa Catalina de Siena, sintetiza mucho de lo que celebramos

Celebremos con gozo espiritual esta fiesta de la fe!!

miércoles, 19 de junio de 2013

El recuerdo del Santo Custodio en la Misa

DECRETO
En el paterno cuidado de Jesús, que San José de Nazaret desempeñó, colocado como cabeza de la Familia del Señor, respondió generosamente a la gracia, cumpliendo la misión recibida en la economía de la salvación y, uniéndose plenamente a los comienzos de los misterios de la salvación humana, se ha convertido en modelo ejemplar de la entrega humilde llevada a la perfección en la vida cristiana, y testimonio de las virtudes corrientes, sencillas y humanas, necesarias para que los hombres sean honestos y verdaderos seguidores de Cristo. Este hombre Justo, que ha cuidado amorosamente de la Madre de Dios y se ha dedicado con alegría a la educación de Jesucristo, se ha convertido en el custodio del tesoro más precioso de Dios Padre, y ha sido constantemente venerado por el pueblo de Dios, a lo largo de los siglos, como protector del cuerpo místico, que es la Iglesia.
En la Iglesia católica, los fieles han manifestado siempre una devoción ininterrumpida hacia San José y han honrado de manera constante y solemne la memoria del castísimo Esposo de la Madre de Dios, Patrono celestial de toda la Iglesia, hasta tal punto que el ya Beato Juan XXIII, durante el Sagrado Concilio Ecuménico Vaticano II, decretó que se añadiera su nombre en el antiquísimo Canon Romano. El Sumo Pontífice Benedicto XVI ha querido acoger y aprobar benévolamente los piadosos deseos que han llegado desde muchos lugares y que ahora, el Sumo Pontífice Francisco ha confirmado, considerando la plenitud de la comunión de los santos que, habiendo peregrinado un tiempo a nuestro lado, en el mundo, nos conducen a Cristo y nos unen a Él.
Por lo tanto, teniendo en cuenta todo esto, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en virtud de las facultades concedidas por el Sumo Pontífice Francisco, gustosamente decreta que el nombre de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María, se añada de ahora en adelante en las Plegarias Eucarísticas II, III y IV de la tercera edición típica del Misal Romano, colocándose después del nombre de la Bienaventurada Virgen María, como sigue: en la Plegaria eucarística II: «ut cum beáta Dei Genetríce Vírgine María, beáto Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis»; en la Plegaria eucarística III: «cum beatíssima Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beáto Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis»; en la Plegaria eucarística IV: «cum beáta Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beáto Ioseph, eius Sponso, cum Apóstolis».
Por lo que se refiere a los textos redactados en lengua latina, se deben utilizar las fórmulas que ahora se declaran típicas. La misma Congregación se ocupará de proveer, a continuación, la traducción en las lenguas occidentales de mayor difusión; la redacción en otras lenguas deberá ser preparada, conforme a las normas del derecho, por la correspondiente Conferencia de Obispos y confirmada por la Sede Apostólica, a través de este Dicasterio.
No obstante cualquier cosa en contrario.
Dado en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el día 1 de mayo del 2013, memoria de San José Obrero.
Antonio, Card. Cañizares Llovera
Prefecto
 + Arturo Roche
Arzobispo Secretario

miércoles, 12 de junio de 2013



¿Cómo se puede cumplir el precepto dominical y de fiestas de precepto?

Según el canon 1247: “El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios” y en el siguiente el 1248 dice: "cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella …tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde”

Una pregunta muy frecuente que nos hacen a los sacerdotes ¿si yo voy a una misa de matrimonio el sábado en la tarde estoy cumpliendo el precepto o no? Pues bien si analizamos  el significado del canon en referencia se dice que el fiel tiene que “participar de la Misa” es una indicación amplia,  y como dicen los canonistas, si es amplia no se puede restringir o delimitar,  si no es por la autoridad Suprema. Entonces si voy a Santa Misa el sábado por la tarde-noche de matrimonio entonces SI vale para cumplir el precepto dominical, lo mismo sucede si participo de una misa de difuntos incluso el mismo domingo.
Un detalle importante en las misas de matrimonio las normas litúrgicas indican que cuando se celebra en una Solemnidad debe celebrarse la solemnidad y  ponerse una lectura del matrimonio y el resto de la fiesta litúrgica;  también debería haber una mención al matrimonio en las peticiones y algún canto apropiado. La eucología se toma de la Solemnidad.

Por otro lado es muy recomendable insistir en el valor que tiene la celebración del Domingo como día consagrado al Señor, como la etimología lo indica “dies Domini” día del Señor, Primer día de la semana, Octavo día, Pascua semanal como lo llama la Sacrosantum Concilium. Hay que celebrarlo como tal, con alegría, con el gozo pascual que celebramos incluso con signos externo p.e. descansar un poco más, preparar una comida mejor, más exquisita, que la familia este reunida,  que vayan de paseo o de visita algún familiar, que se viva la caridad con más intensidad.
El Beato Papa Juan Pablo II escribió la “Dies Domini” Carta Apostólica sobre este día tan importante el 31 de Mayo del 1998, que vale la pena revisar y meditar