martes, 13 de abril de 2021


 

¿La tumba vacía?

 

Es muy significativo que la liturgia del Domingo de la Resurrección en el evangelio de la Vigilia Pascual y de la Misa del día, los episodios en donde,  tanto las mujeres que van al sepulcro, María Magdalena, Pedro y Juan encuentran el sepulcro vacío. No tiene todavía una experiencia personal con el Señor Resucitado.

¿Qué importancia le da la Iglesia al sepulcro vacío? Ha corrido mucha tinta entre los teólogos sobre si este dato es una prueba de la Resurrección del Señor; muchos exégetas modernos dicen que no lo es. El Catecismo de la Iglesia dice que el sepulcro vacío es un indicio, no una prueba de la resurrección.  "¿Por qué buscar entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado" (Lc 24, 5-6). En el marco de los acontecimientos de Pascua, el primer elemento que se encuentra es el sepulcro vacío. No es en sí una prueba directa. La ausencia del cuerpo de Cristo en el sepulcro podría explicarse de otro modo (cf. Jn 20,13; Mt 28, 11-15). A pesar de eso, el sepulcro vacío ha constituido para todos, un signo esencial. Su descubrimiento por los discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la Resurrección.” (CIC 640)

 Es un signo esencial para ir ahondando en el misterio de la Pascua, pues es algo en que debemos de ir ahondando cada vez más. Esa es la dinámica que nos propone la liturgia con la cincuentena pascual, poder ir ahondando en este misterio y sacando las consecuencias para nuestra vida.

También cuando llegan Pedro y Juan el evangelio menciona las vendas y el sudario con que lo habían envuelto, (v  xx) y fue lo que vió el discípulo amado y creyó. ¿Qué vió el discípulo que lo llevó a creer?. Vittorio Messori en su libro “Dicen que ha resucitado” tiene una interpretación muy sugestiva sobre lo que Juan “vió y creyó”

La continuación del texto del Catecismo nos dice que el sepulcro vacío nos lleva a pensar que no había sido una obra humana y que la nueva vida del Resucitado es una vida gloriosa y triunfante

Eso supone que constató en el estado del sepulcro vacío (cf. Jn 20, 5-7) que la ausencia del cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente a una vida terrenal como había sido el caso de Lázaro (cf. Jn 11, 44).

Es cierto también que tanto en la Octava de la Pascua, como en los domingos segundo y tercero de Pascua, se nos presenta el Resucitado glorioso y manifestándose a sus discípulos. Pero la primera experiencia del sepulcro vacío nos hace ver que Jesús no ha vuelto a la vida humana normal, en donde podía volver a morir (como fue el caso del hijo de la viuda de Naím o de Lázaro), su Resurrección es una trasformación, su vida es una vida gloriosa, plena, ya no atada al tiempo ni al espacio. Jesús vive una vida nueva en la gloria del Padre.