sábado, 19 de abril de 2014





         “Ha resucitado,  tal como había dicho” (Mt 28, 6)
El Señor Jesús nos ilumina con su luz y su alegría
“Feliz Pascua de Resurrección”
        Algunos apuntes sobre el Domingo de la Resurrección







Domingo de la Resurrección: Tercer día del Triduo Pascual


I)             Sentido de la liturgia

Vigilia Pascual  
Esta vigilia de la noche del sábado nos introduce de lleno a celebrar la Victoria del Señor en la Resurrección,  es saber con fe que es el  triunfo de la gracia sobre el  pecado, de la luz sobre las tinieblas. Esta vigilia es la solemnidad de las solemnidades pues es ya celebrar y alegrarnos por el triunfo de Jesús sobre la muerte que es fundamento de nuestra fe cristiana. Esta celebración es ya celebración del Domingo pues la fuerza del símbolo implica que es una noche en vela para celebrar la fiesta de la Resurrección, culmen del Triduo Pascual.

Por ello es que aparece la luz que vence las tinieblas, la gracia que vence el pecado; por ello es que empieza la liturgia con un lucernario y somos precedidos por el Cirio Pascual que representa a Cristo Resucitado. Todo evoca alegría y plenitud pues celebramos el misterio de nuestra fe; se tocan las campanas en señal de alegría, se vuelve a cantar el himno del Gloria que no se ha cantado durante la Cuaresma, se entona el Aleluya, se prenden todas las luces, la Iglesia está magníficamente adornada; sigue el canto del Pregón pascual y la liturgia de la Palabra en donde se nos narra toda la historia de la salvación, desde la creación hasta la Resurrección para hacernos entender que este misterio ilumina y engloba toda la historia de la salvación. Después viene la liturgia del bautismo, en ella se celebra si se puede bautismos de adultos o de niños, pues nos evoca una verdad fundamental: nosotros participamos de la Resurrección de Cristo por medio de nuestro bautismo. Por ello si no hay bautismos igual se evoca este sacramento con la bendición del agua y la aspersión sobre todos los presentes. 

La liturgia eucarística es la parte culminante de la celebración, hoy se celebra la Eucaristía, que es el triunfo pascual del Señor, esta es la Eucaristía del Triduo Pascual y se hace con toda solemnidad para hacernos tomar conciencia de que Cristo ha muerto, pero ha resucitado y está aquí con nosotros.

Al final se canta a la Virgen de la Esperanza el canto del Reina del cielo (en latín Regina Coeli)  para compartir con ella la alegría pascual.

Domingo de la Resurrección

Esta celebración es prolongación de la Vigilia, celebramos el día en que resucitó el Señor y nos llena de alegría por su presencia. Esto se celebra con toda solemnidad y alegría, pues aunque es lo mismo que celebramos todos los domingos, este día reviste una especial significación pues venimos acompañando a Cristo desde su Muerte, Sepultura y ahora alcanzamos su Resurrección. Todo en esta liturgia se reviste de fiesta, de alegría, de esperanza y se prolongará durante los cincuenta días del tiempo de Pascua que empezamos a celebrar desde hoy hasta el Domingo de Pentecostés.     

II)            Algunas indicaciones:

Hoy se puede ganar la Indulgencia Plenaria con las debidas disposiciones y renovando las Promesas del Bautismo en la Vigilia Pascual; como ya estamos celebrando la Resurrección del Señor desde la noche del sábado, no es necesario participar de la misa el día de mañana los que han participado de la Misa de la Vigilia

viernes, 18 de abril de 2014

                 Algunos apuntes sobre el Sábado Santo



2do Día del Triduo Pascual

Nos dice la rúbrica del misal: “Durante este día la Iglesia permanece junto al sepulcro de su Señor, meditando en su Pasión y en su Muerte y se abstiene del sacrificio de la Misa…”. Hoy meditamos el misterio del Señor sepultado en un sepulcro nuevo, el día del gran silencio de Dios, el rey está dormido.

Este Sábado Santo es un día en donde no hay ninguna celebración litúrgica particular, la Iglesia se recoge ante el sepulcro, en la oración, especialmente en la liturgia de las horas, en algunas devociones particulares como la procesión de la Dolorosa, la visita al sepulcro o a los cementerios, el rezo del Santo Rosario.

Hoy es el día de la esperanza en las palabras del Señor que digo que iba a resucitar al tercer día.
Si se preside alguna celebración de la liturgia de la horas se hace con ornamentos de color morado



                        Algunos apuntes sobre el Viernes Santo



Viernes Santo: primer día del Triduo Pascual

I) Sentido de la liturgia

El sentido de este día es celebrar la Pasión y Muerte del Señor que nos alcanzaron el perdón de nuestros pecados y nuestra reconciliación; es participar desde la fe en este misterio de anonadamiento del Señor hecho hombre que murió por nosotros. Celebramos pues ese sacrificio redentor que nos obtuvo el perdón y la paz, no celebramos a un difunto, a un muerto sino al Señor que hizo de su muerte camino de entrar en la gloria del Padre; ya desde este misterio nos abrimos al horizonte de esperanza que nos anuncia la Resurrección.

El color litúrgico es el rojo símbolo del ardor, la energía y la fuerza de la entrega del Señor por amor a cada uno de nosotros. El gesto inicial del sacerdote celebrante es muy elocuente, se postra en silencio para simbolizar el “abajamiento” (kenosis) de Cristo en su muerte expiatoria.

La liturgia de la Palabra con el largo relato de la Pasión según San Juan es el marco de toda la  celebración; el Señor va a su Pasión decididamente, como el Hombre Pleno que la asume obediente y libremente por todos nosotros.

Después vendrá la oración de los fieles por toda la Iglesia y por toda la humanidad  en donde se descubre el valor universal de la Reconciliación. Inmediatamente después se inicia el rito más significativo de esta liturgia: la adoración de la Santa Cruz; en donde la reconocemos como signo de salvación y reconciliación. La cruz que está presente en la vida de todo cristiano y que es un camino para participar de la gloria pascual del Señor pues  “no hay Cristianismo sin Cruz”.

La tercera parte de esta liturgia es la comunión sacramental para unirnos al Señor Jesús que padece por nosotros y nos alcanza los frutos de su Victoria. No se celebra la Eucaristía ni otro sacramento, salvo los sacramentos de la Reconciliación y la Unción de los enfermos en caso de necesidad, como una manera de expresar el ayuno sacramental de la Iglesia.

II) Algunas indicaciones:

Hoy como una manera de solidarizarnos con el Señor sufriente y de prepararnos a pasar con El de la muerte a la Vida, la Iglesia nos invita a hacer ayuno (es decir comer menos de lo normal; que no quiere decir “no comer”) y abstinencia de carne; este ayuno y abstinencia es obligatorio para todos los mayores de 18 hasta los 59 años. Esta práctica para los que deseen aunque no es obligatoria se puede prolongar el día Sábado santo hasta la Vigilia pascual. Este día también la colecta de la celebración de la Pasión del Señor se destina a colaborar con la custodia de Tierra Santa donde vivió el Señor y que necesitan de nuestra oración y ayuda económica.

Hoy se puede ganar la Indulgencia Plenaria con las debidas disposiciones y en la liturgia adorando la Cruz del Señor, en donde murió por nosotros.

Algunos apuntes sobre el Jueves Santo



Jueves Santo: introducción al Triduo Pascual


I) Sentido de la liturgia:

Esta celebración está centrada sobre la Ultima Cena que el Señor Jesús compartió con los Apóstoles y en la que instituyó el rito de la Nueva Cena Pascual: el sacramento de Eucaristía. Aquí se recuerda además la institución del sacramento del Orden Sagrado  y el mandamiento de la caridad.

El dinamismo de la celebración está centrado sobre el paso de la Antigua Alianza a la Nueva Alianza y lo que era figura es ahora realidad en la Nueva Alianza, el Cordero de la pascua judía es ahora Cristo el Verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Se celebra con el color blanco y se reviste de “cierta solemnidad”  pues es todavía la introducción a lo que vamos a celebrar.

El rito del lavatorio de los pies es muy expresivo del sentido de toda la vida del Señor Jesús: el servicio amoroso por nuestra reconciliación (cfr Filp 2, 5ss). Servicio que todo cristiano deberá vivir, pero particularmente los Obispos y sacerdotes, ministros suyos.

El traslado del copón con las hostias consagradas hacia el Monumento al final de la Misa para adorar al Señor Jesús realmente presente en el sacramento de la Eucaristía nos invita a descubrirlo en este sacramento, presente en el Sagrario del templo y como en él se nos da como alimento.

II) Algunas indicaciones:

Hoy se puede hacer como devoción la visita a los 7 monumentos de distintas iglesias, se trata de visitar el lugar en donde se reserva la Eucaristía,  sacramento de la presencia real del Señor, para acompañarlo en esas estaciones por donde pasó antes de padecer (del huerto a la casa de Anás, de esta a la Caifás, de la de Caifás al palacio de Pilatos, etc).

También sería bueno acompañar con nuestra adoración y oración al Señor en el monumento eucarístico, por espacio de un momento largo durante la noche de Jueves para el Viernes; en la tradición católica es de una hora, para responder la pregunta del Señor: “Pedro ¿duermes? ¿ni una hora has podido velar?” ( Mc 14, 37); pero por razones diversas puede ser menos tiempo.

Hoy se pueda ganar la Indulgencia Plenaria con las debidas condiciones y  cantando el himno “Tantum ergo” frente al Monumento eucarístico después de la Misa de la Cena del Señor.