viernes, 18 de abril de 2014

                        Algunos apuntes sobre el Viernes Santo



Viernes Santo: primer día del Triduo Pascual

I) Sentido de la liturgia

El sentido de este día es celebrar la Pasión y Muerte del Señor que nos alcanzaron el perdón de nuestros pecados y nuestra reconciliación; es participar desde la fe en este misterio de anonadamiento del Señor hecho hombre que murió por nosotros. Celebramos pues ese sacrificio redentor que nos obtuvo el perdón y la paz, no celebramos a un difunto, a un muerto sino al Señor que hizo de su muerte camino de entrar en la gloria del Padre; ya desde este misterio nos abrimos al horizonte de esperanza que nos anuncia la Resurrección.

El color litúrgico es el rojo símbolo del ardor, la energía y la fuerza de la entrega del Señor por amor a cada uno de nosotros. El gesto inicial del sacerdote celebrante es muy elocuente, se postra en silencio para simbolizar el “abajamiento” (kenosis) de Cristo en su muerte expiatoria.

La liturgia de la Palabra con el largo relato de la Pasión según San Juan es el marco de toda la  celebración; el Señor va a su Pasión decididamente, como el Hombre Pleno que la asume obediente y libremente por todos nosotros.

Después vendrá la oración de los fieles por toda la Iglesia y por toda la humanidad  en donde se descubre el valor universal de la Reconciliación. Inmediatamente después se inicia el rito más significativo de esta liturgia: la adoración de la Santa Cruz; en donde la reconocemos como signo de salvación y reconciliación. La cruz que está presente en la vida de todo cristiano y que es un camino para participar de la gloria pascual del Señor pues  “no hay Cristianismo sin Cruz”.

La tercera parte de esta liturgia es la comunión sacramental para unirnos al Señor Jesús que padece por nosotros y nos alcanza los frutos de su Victoria. No se celebra la Eucaristía ni otro sacramento, salvo los sacramentos de la Reconciliación y la Unción de los enfermos en caso de necesidad, como una manera de expresar el ayuno sacramental de la Iglesia.

II) Algunas indicaciones:

Hoy como una manera de solidarizarnos con el Señor sufriente y de prepararnos a pasar con El de la muerte a la Vida, la Iglesia nos invita a hacer ayuno (es decir comer menos de lo normal; que no quiere decir “no comer”) y abstinencia de carne; este ayuno y abstinencia es obligatorio para todos los mayores de 18 hasta los 59 años. Esta práctica para los que deseen aunque no es obligatoria se puede prolongar el día Sábado santo hasta la Vigilia pascual. Este día también la colecta de la celebración de la Pasión del Señor se destina a colaborar con la custodia de Tierra Santa donde vivió el Señor y que necesitan de nuestra oración y ayuda económica.

Hoy se puede ganar la Indulgencia Plenaria con las debidas disposiciones y en la liturgia adorando la Cruz del Señor, en donde murió por nosotros.

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