lunes, 24 de septiembre de 2018


Presbiterio

Se haya separado de la nave por medio de un diseño arquitectónico, está en la parte delantera del templo, verticalmente al extremo de la puerta de entrada. Es todo el entorno en donde deberá enfocarse naturalmente la mirada de los fieles, se distingue de la nave por su elevación o estructura distinta, en él están el altar, el ambón y la sede presidencial. Sólo acceden a él los ministros ordenados, los ayudantes y los lectores que proclaman la Palabra de Dios



Nave

Es el lugar en donde permanecen los fieles que puedan ver y participar de las celebraciones litúrgicas que se realizan en el templo, deberá ser amplio y con lugares para que se puedan sentar, arrodillar y estar de pie de manera cómoda. Se distingue claramente del presbiterio, tiene relación con este pues forman una misma área sagrada. Está dividido por pasillos que permitan el traslado de los mismos y su distribución en todo el espacio



Confesionario

También se conoce como la sede penitencial, es el lugar en donde se celebra el sacramento de la Penitencia que deberá estar adecuado en una parte del templo discreta y silenciosa en donde los fieles se puedan preparar en silencio y meditación para participar de este sacramento. El confesionario como lugar litúrgico deberá permitir al penitente poder arrodillarse frente al ministro, confesar sus pecados y recibir la absolución. El ministro deberá ser visto como signo de la bondad de Dios que sale a perdonar al pecador; el confesionario permitirá la posibilidad de confesarse por medio de la rejilla o cara a cara con el ministro





sábado, 22 de septiembre de 2018


                                                       Ambón

Es el lugar en donde se proclama las lecturas de la Biblia, Palabra de Dios. El Ambón es un lugar, no un mueble, en donde se proclama la Palabra de Dios a la asamblea, en donde Dios habla a su pueblo, de allí que tenga junto con el altar y la sede un lugar destacado en la arquitectura del templo. 

El ambón deberá estar destacado como un lugar en donde se pueda proclamar con claridad y dignidad la Palabra, deberá ser estable, no un mueble que se quite y se ponga cuando moleste. Así el lugar de la Palabra deberá permanecer incluso cuando no hay celebración.  Además deberá ser un lugar destacado, por la dignidad de su función; destacado y separado del altar, como otro de los  puntos de atención en la celebración. Deberá ser un lugar visible, para que el lector pueda ser visto y escuchado por toda la asamblea reunida.



                                                        Sede

La sede presidencial como comúnmente se le conoce, es el lugar en donde preside la celebración litúrgica el ministro ordenado, ya sea de pie delante de ella o sentado.  La sede es el lugar propio del ministro ordenado, que representa al Señor Jesús que es Cabeza de la Iglesia, y que es nuestro mediador ante el Padre. Es el Señor Maestro que a través de su ministro nos habla y nos enseña las verdades de la fe. El sacerdocio es un don por el cual queda el que lo recibe, configurado a Cristo Pastor y Sacerdote de su pueblo; el sacerdote es, como decía el Papa San Juan Pablo II, “un ícono (imagen, figura) del Señor Jesús en medio de sus hermanos” (cfr. Pastores dabo vobis), y deberá ser entendido y vivido como un servicio en favor de los demás (cfr Mc 10, 45).

La sede tiene que tener un lugar fijo, estable, de preferencia no se debería mover. No puede ser una silla cualquiera, deberá ser grande, solemne, sin parecer un trono, para significar que allí está presente el Señor por medio de su ministro, presidiendo, dirigiendo la oración, animando a la comunidad que se reúne en su Nombre, para dar culto a Dios su Padre en el Espíritu Santo. La homilía según la OGMR se puede hacer desde la sede o el ambón,  es más simbólico hacerla sentado en la sede.

Para poder presidir desde la sede los ritos iniciales, la liturgia de la Palabra y los ritos conclusivos deberá haber un facistol o atril sencillo para poder colocar el libro de la sede o el misal




lunes, 17 de septiembre de 2018


Lugares litúrgicos


Quisiera empezar hoy una sencilla explicación de las partes del templo lugar en donde nos reunimos a celebrar los divinos misterios de nuestra salvación. Si la liturgia nos permite celebrar nuestra salvación, la presencia de Dios que viene a nuestro encuentro, cuanto más comprendamos el significado de cada lugar vamos a comprender mejor la obra de Dios y como debemos de disponernos para que esa obra dé fruto en nosotros

Templo

El Templo material es símbolo del templo espiritual que formamos todos los bautizados unidos a Cristo Señor que nos une a su Cuerpo espiritual. Es el lugar sagrado en donde los fieles se reúnen para escuchar la Palabra de Dios y celebrar los sacramentos. Es imagen de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo.

Lo más tradicional es que tenga forma de cruz o basilical es decir rectangular como las antiguas basílicas romanas. Antiguamente estaba orientado hacia el norte (Oriente) lugar por donde nos iba a llegar la Salvación


Altar

Es el lugar más importante del templo. Todo el conjunto arquitectónico del templo está centrado en él; todo está orientado hacia él, como el núcleo hacia el cual debe tender toda la atención de la asamblea, pues es símbolo del mismo Señor Jesús. 

El altar debe de estar hecho de un material sólido, de una sola pieza de preferencia, pues es signo de Cristo que es la piedra angular, la roca firme donde se cimenta toda la  Iglesia (cfr 1 Co 10,4). El es el centro, la piedra angular, el que le da sentido a toda nuestra fe; en El encontramos a Dios que sale a nuestro encuentro para salvarnos. El es el que le da sentido a todas las cosas, el es la Cabeza de la Iglesia y nosotros sus miembros (cfr Col 1,18).

El altar es el lugar donde se reactualiza el único sacrificio de la Nueva Alianza, que nos reconcilia (Hb 10,12ss), es el ara del sacrificio; en la Misa se realiza el sacrificio de la Cruz, en donde el Señor Jesús se ofrece al Padre por nuestra reconciliación; se vuelve a hacer presente la misma oblación del Hijo que realizó en el Calvario sólo que de manera incruenta (es decir sin sangre). Es también mesa pues en ella se parte y reparte el Cuerpo y la Sangre del Señor, a todo aquel que quiera recibirlo. Alimento que da vida eterna y nos fortalece en nuestra vida cristiana (cfr Jn 6,55).Por ello se reviste de un mantel.
Cerca o sobre el altar deberá haber un gran crucifijo hacia donde deberá dirigirse la mirada del celebrante y los fieles, su norte celebrativo